Oaxaca de Juárez, Oax.
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Comunicados

Mensaje del consejero electoral Juan Pablo Morales en el evento 60 aniversario del sufragio de la mujer en México

‹ 18 / 10 / 2013 ›

Las fechas conmemorativas necesitan de la memoria para reflexionar el tiempo presente, este día nos hace recordar la vindicación de las mujeres por tener derecho a educarse, trabajar, recibir  un salario, decidir  en el hogar, influir y decidir en la esfera pública, entre muchos otros; lucha que ha construido una de las corrientes del pensamiento de la era posmoderna de mayor aporte a la vida de las sociedades occidentales en los últimos años. El entorno de hace 60 años me hace citar un referente,  la realidad que vivió mi abuela, de un México que no le reconocía el derecho a votar, sin embargo pudo presenciar como las mujeres de ahora asisten a la universidad. Mi  abuela en la comunidad de Tlacochahuaya vivió una realidad muy diferente a la que hoy tienen las mujeres, donde la participación quedaba limitada al hogar y la cocina. Cuando se otorgó el derecho al sufragio incluso no lo quiso ejercer porque decía que “a ninguno le debía nada” y con política o sin políticos ellas sobrevivían. Hoy las mujeres de Tlacochahuaya  viven los riesgos acrecentados en las mujeres migrantes , lo cual contrasta en algunos casos con las mujeres de la ciudad y la  evolución en materia jurídica donde los derechos para la mujer y el hombre se tornan equitativos.

Han sido 60 años logros, como las “mal llamadas” cuotas de género en el Código Electoral Federal y los Códigos locales. Existen esfuerzos por enfrentar el desafío en la materia de derechos electorales de la mujer, como la reforma sobre la paridad, mismas que son necesarias pero no suficientes. Tenemos que pensar incluso en una discusión más profunda como una Ley de partidos políticos que los obligue a formar militantes mujeres y que no limiten su participación colocándolas como segundas opciones y construir ciudadanías donde el tema de la igualdad sea el eje motriz de lo cotidiano, es decir deben acompañarse de la construcción de ciudadanía y reconstrucción de los partidos políticos.

Ver el mundo con perspectiva de igual hacia la mujer, se construye todos los días, entre hombres y mujeres de una sociedad democrática, en la cual las más capaces y comprometidas puedan dirigir las políticas públicas, no esas que tienen la etiqueta de género  y que otorgan a una mujer por obligación y no por voluntad política.

Sesenta años de conquista del voto de la mujer, no significa para las jóvenes la garantía de una vida libre de violencia, una actividad laboral igualitaria, acceso a  puestos de poder, decisión sobre el cuerpo. Por lo contrario conmemorar nos debe  hacer recordar que ser mujer y joven en este país significa aún en algunos casos desempleo, violencia, discriminación y ser condenadas si apoyan el aborto.

El proceso democrático transita por una política real de equidad de género, no por paliativos que aminoren el dolor, sino por verdaderas soluciones de fondo que eliminen de la colectividad el rezago femenino al que han estado sometidas.

 17/10/2013