Elecciones municipales, participación y pluralidad
‹ 20 / 07 / 2013 ›
Ahora, tras décadas de lucha, el mapa oaxaqueño es multicolor. Así lo muestran los resultados de la jornada del 7 de julio:
UPD: 66, CPO 63, PMC 9, PANAL 7, PUP 5, PSDO 3
Nuevas demandas han surgido, la lucha por la equidad de género en la representación política municipal es una de ellas. La reforma de agosto de 2012 dio un paso adelante en la materia, y en la operación práctica el Instituto electoral, por primera vez en la historia, reservó el registro de 159 planillas de los distintos partidos políticos y coaliciones, hasta que todas cumplieran con el criterio de género establecido. Ahora, un importante número de mujeres estarán en los cabildos, en algunos municipios por vez primera.
En el próximo trienio 7 mujeres serán presidentas municipales, 37 sindicas y, considerando sólo a las planillas ganadoras (esto es, sin considerar las regidurías de representación proporcional), tendremos 262 regidoras.
La pluralidad política ha encontrado asiento ya en el ámbito municipal. La alta participación ciudadana que se presentó en estas elecciones, del 58.67 por ciento, mostró que tan comprometida está la población en la definición del rumbo que desean para su municipio, su ciudad, su comunidad, sus familias. Enseña también que el voto se utiliza de manera informada y como mecanismo de evaluación de los gobiernos actuales.
De los 153 municipios que eligieron autoridades, en 93 habrá alternancia del partido gobernante. Sin duda alguna, los partidos y los actores políticos habrán de aprender de estas lecciones y recomponer sus formas de hacer política.
Ahora, como nunca, se dio una contienda cerrada, con diferencias mínimas entre los contendientes:
Menor del 1% en 2004: 5 municipios, en 2007: 9 municipios, en 2010: 8 municipios, en 2013: 16 municipios.
Menor del 2% en 2004: 2 municipios, en 2007: 5 municipios, en 2010: 6 municipios, en 2013: 10 municipios.
Esto es ahora, un total de 26 municipios, tuvieron una diferencia menos a los dos puntos porcentuales.
Por esas y otras razones, el proceso electoral 2012-2013, en que hoy cerramos otra fase al finalizar el cómputo municipal, nos deja a todos grandes lecciones que abrevar y un arduo trabajo hacia adelante. Nos mostró insuficiencias, lagunas, omisiones de la actual legislación electoral, que necesariamente habrán de conducir a posteriores reformas que precisen, corrijan, modifiquen las normas para contar con un marco jurídico que permita eficientar las tareas el órgano electoral, no permitir resquicios (como en el caso de actos anticipados de pre y de campaña) por los cuales evadir el cumplimiento de la equidad en la contienda; que no exista lugar a las ambigüedades y no sea usado, como se hizo por algunos actores políticos, para intentar desacreditar al instituto electoral en aras de alcanzar sus intereses facciosos.
Nos enseñó la imperiosa necesidad de contar con un órgano electoral, sólido, fortalecido, con autonomía real. Como señalé en distintas ocasiones, a nadie conviene un órgano electoral sujeto a los vaivenes del poder gubernamental, la política partidaria o los poderes fácticos.
Y, pese a las distintas presiones, a acciones como las presentadas en las últimas semanas, que van desde la movilización, acciones de violencia e intentos de vulnerar la norma presionando mediáticamente al IEEPCO, este cumplió con sus tareas y asumió su responsabilidad.
Muestra también que ya no es en la mesa de las negociaciones, o con movilizaciones o presiones como se ganan las elecciones: es con argumentos, con el convencimiento a la ciudadanía, con gobiernos responsables y con votos; y la ciudadanía sabe que todos sus votos cuentan y se cuentan bien. Las inconformidades, tienen ahora los canales institucionales para ser procesadas; es ahí en donde partidos, candidatos y grupos deben actuar.
Por supuesto, la certeza del deber cumplido, no es, en absoluto, una lectura triunfalista; por el contrario, nos obliga ahora a hacer un balance equilibrado, autocrítico, responsable, para corregir lo que no funcionó y hacer los ajustes necesarios.
Grandes retos nos esperan aún; en proceso se encuentran 417 elecciones municipales por sistemas normativos internos; la profesionalización del instituto a través del servicio profesional electoral; el plan estatal de construcción de ciudadanía; la ciudadanización y autonomía plena y real.
Ante la complejidad de la realidad oaxaqueña, habrán de serenarse las aguas para hacer una evaluación seria y responsable de la actuación de partidos, gobiernos e incluso del órgano electoral.
De lo que estoy totalmente convencido es que la posibilidad de cambio democrático pasa necesariamente por la asunción de la ciudadanía de su papel y sus responsabilidades, el fortalecimiento de las instituciones y la construcción de una cultura democrática.
En los albores del siglo XX el intelectual y político Francisco Bulnes preguntaba, en los años previos a la Revolución: “¿Qué es lo que ve el país que se le ofrece después de Díaz? Y respondía el mismo: “Hombres y nada más que hombres”. Y reflexiona: “Para después del general Díaz el país ya no quiere nada más que hombres. El país quiere partidos políticos, quiere instituciones, quiere leyes efectivas, quiere lucha de ideas, de intereses y de pasiones”.
Y no otra sino esa es la respuesta a lo que Oaxaca requiere para avanzar en proceso de democratización.
Víctor Leonel Juan Martínez, Consejero Electoral