Oaxaca de Juárez, Oax.

Artículos de Opinión

Las elecciones en EUU y la responsabilidad de los actores

‹ 09 / 01 / 2017 ›

Gustavo Meixueiro Nájera
Consejero Presidente del IEEPCO 
Twitter: @gmeixueiro

 

Alrededor de las tres de la mañana del miércoles nueve de noviembre, el candidato republicano, Donald Trump, cuando los datos indicaban que contaba con los votos necesarios para ganar las elecciones presidenciales en Estados Unidos, subió al escenario para dar un discurso ante sus seguidores.

Después de una intensa campaña y una elección con un resultado poco esperado, en ese momento, con 290 votos del Colegio Electoral -contra 228 conseguidos por la candidata Demócrata, Hillary Clinton- Trump logró ganar la presidencia del país vecino del norte.

En este escenario, me parece que vale la pena resaltar las acciones y discursos de tres figuras centrales de la contienda. Las del ganador Donald Trump, las de Hilary Clinton como la candidata que no logró el triunfo y las del Presidente en turno, Barack Obama.

Lo primero que mencionó Trump en su discurso fue que la candidata Clinton lo había llamado para felicitarlo, y que a su vez él también la felicitó por luchar, trabajar, esforzase y por el servicio que ha dado a ese país. Aquella noche ambos candidatos aceptaron los resultados electorales y no sólo eso, reconocieron el esfuerzo realizado por cada uno e hicieron un llamado a trabajar en equipo.

En su discurso, Trump habló también de la unidad que debe haber en ese país; refirió que sería el presidente de todos, y a diferencia de las intervenciones hechas durante su campaña, la de la madrugada de aquel miércoles tuvo un tono mesurado, conciliador e incluyente. Se dirigió a aquellos que no lo apoyaron y ofreció trabajar juntos para unificar al país. Reconstruir la nación y renovar el sueño americano fueron sus promesas.

En cuanto a la candidata Clinton, su discurso de concesión (concession speech), nos deja grandes lecciones. La primera y más importante es la aceptación de los resultados; la candidata reconoció el triunfo de su contrincante, lo que reafirma la confianza en el sistema electoral norteamericano. Esto nos indica una enorme responsabilidad de la política estadounidense y de su compromiso con el sistema democrático.

La segunda lección es el papel de la oposición. Hillary reconoció el triunfo de Trump y se refirió a él desde el primer momento cuando se dieron a conocer los datos, como el Presidente de los Estados Unidos; habló de que había que darle la oportunidad de liderar el país.

No obstante, la candidata también habló de continuar con su agenda, defender las instituciones, el derecho de las minorías y los valores democráticos. Agradeció a su equipo de campaña y los motivó a sentirse orgullosos de haber participado en una de las elecciones más importantes en ese país.

Además, invitó a la ciudadanía a hacer su parte y a ser piezas claves en la  construcción de un país más justo y fuerte; mencionó los “techos de cristal”, aquellos obstáculos que las mujeres afrontan para poder participar en los espacios políticos de toma de decisiones.

Les habló a las niñas, le dijo lo valiosas que son y que merecían tener todas las posibilidades y oportunidades del mundo para perseguir sus sueños; en una campaña donde los comentarios sexistas estuvieron tan presentes, era necesario retomar un tema importante como ese. "Luchar por lo que es correcto vale la pena", dijo.

En el caso del actual mandatario, Barack Obama, también felicitó al candidato Trump; lo reconoció como presidente. Su discurso giró en torno a la transición de gobierno, reconoció las diferencias entre él y el presidente electo, pero aseguró que el cambio de gobierno -tal como lo él lo vivió hace ocho años con George Bush-, se haría de forma profesional con la colaboración de los equipos de trabajo.

“Todos queremos que el nuevo presidente tenga éxito”, señaló. El Presidente Obama asumió su papel conciliador, dijo que no se trataba de demócratas ni republicanos, sino de estadounidenses que querían lo mejor para su país.

Además, mencionó que lo que Estados Unidos necesitaba era unidad, inclusión, respeto por las opiniones, respeto a la ley y a los otros, elementos que dijo encontró en el discurso de Trump después de que su triunfo era inminente y en la conversacion que sostuvo con él aquella madrugada. "Espero que mantenga ese espíritu en esta transición y deseo que así comience su presidencia”, dijo el mandatario. 

Las tres intervenciones públicas nos dejan una lección para recordar: que el sistema democrático no ignora las diferencias, no las opaca o reprime, al contrario, las reconoce y les da espacio para que puedan ser  expresadas y que sea al final del día, la ciudadanía quien decida de entre las posibles opciones.

Es cierto que el nuevo presidente de EEUU ha tenido discursos que hacen que ciertos grupos como los migrantes latinos o musulmanes se sientan poco seguros, pero también es una realidad que una de las características del sistema norteamericano es la fortaleza de sus instituciones, las cuales deben trabajar para seguir garantizando la libertad y protección de las personas.

Clinton ganó la mayoría de votos entre la ciudadanía que emitió su voto, pero Trump ganó los votos necesarios en el colegio electoral para convertirse en el próximo presidente de los Estados Unidos. Los discursos pronunciados por el ganador, la perdedora y del presidente en turno fueron fundamentales para darle a la sociedad norteamericana – y al mundo entero – estabilidad. Los discursos dan muestras de la responsabilidad que cada uno de estos actores asumió a unas horas de haber concluído la votación.

La elección norteamericana nos deja enseñanzas importantes a los mexicanos y a todas las naciones cuyas democracias están en proceso de consolidación: para lograr avanzar es fundamental contar con instituciones fuertes y políticos comprometidos con el sistema democrático y con la sociedad. En el país y en la entidad debemos de seguir avanzando en ello.